Adelita vivió sus últimos días en Texas. en 1941 se le otorgó la Condecoración al Mérito Revolucionario, veinte años más tarde (en 1961) el Congreso de la Unión le concedió una pensión vitalicia y falleció el 4 de septiembre de 1971.
El 20 de noviembre del 2014, la Secretaría de Relaciones Exteriores a través del Consulado de México en Del Río, Texas, organizó la celebración del 104 aniversario de la Revolución Mexicana, con el primer homenaje oficial que se realizó en honor a Adela Velarde Pérez “La Adelita”.
Las Adelitas revolucionarias
Uno de los más importantes símbolos de la Revolución Mexicana fueron “Las Adelitas” también conocidas como soldaderas, fueron mujeres que participaron activamente en la lucha armada, desempeñaban diversos puestos, como soldados, cocineras, enfermeras o ayudantes, en estos días muchas niñas son vestidas de “Adelitas” para celebrar el aniversario de la Revolución, por eso es muy importante conocer el significado e historia de este atuendo, el valor de estas mujeres, no solo de enfrentar a los adversarios sino a los mismos “aliados”, ahora héroes revolucionarios, que las rechazaban u ocultaban por el ego machista de la época.
Ahora se les conoce como Adelitas por la famosa figura de Adelita, pero lo más indicado es llamarlas “soldaderas” pues muchas no tenían relación con Adela Velarde, como en el caso de las siguientes dos valientes soldaderas:
Petra “La Sampetrina” Herrera
Petra Herrera fue otra valiente soldadera de la Revolución, a diferencia de Adela, Petra participó activamente en la lucha, ocultando su género para poder unirse a la liga comandada por Francisco Villa, ya que solo los hombres eran aceptados para luchar.
Cambió su nombre a Pedro Herrera y vestida de hombre partició en muchas batallas de la Revolución en las que destacó, logrando una notable reputación y destacando por un liderazgo ejemplar. Con el paso del tiempo y gracias al respeto y su renombre que había ganado pudo revelar que era mujer.
Sin embargo, aunque tuvo victorias significativas, como la Segunda Batalla de Torreón (30 de mayo de 1914), Petra no fue reconocida oficialmente, pues el propio Villa ocultó su participación y no le dió el crédito que merecía, víctima del machismo, Petra Herrera decide abandonar las fuerzas de Villa y organizar su propia brigada exclusivamente para mujeres, la cual, se dice, llegó a reunir hasta mil soldaderas.
Tiempo después, su ejército femenino fue disuelto por órdenes superiores, Petra terminó trabajando como espía bajo la apariencia de moza en una cantina de Chihuahua, y una noche unos bandidos ebrios le dispararon, murió a consecuencia de las heridas que se infectaron.
Pese a sus notables habilidades en el campo de batalla, Petra Herrera no obtuvo el reconocimiento que merecía por su participación revolucionaria.
Valentina Ramírez “La Leona de Norotal”
Una historia similar a la de Petra Herrera fue la de Valentina Ramírez Avitia. Siendo una niña había decidido vestirse como hombre para incorporarse a la Revolución, había estado estudiando los movimientos de sus hermanos: su forma de caminar, sentarse, saludar, hablar y hasta montar a caballo. Tomó la decisión de unirse a la lucha gracias a los relatos de su padre, quien probablemente usaba su ocupación de labrador y comerciante de granos para ser correo secreto de la Revolución con los grupos antirreeleccionistas.
En noviembre de 1910, los revolucionarios pasaron por San Antonio Norotal (su pueblo natal), Valentina tomó la carabina, pistola 44, las cartucheras, ropa, sombrero, botas, espuelas y caballo de su hermano mayor y se fue a la guerra.
“...Cuando Francisco I. Madero se lanzó contra el dictador Porfirio Díaz yo era joven y tenía a mi padre. Este de inmediato comunicó a la familia sus deseos de luchar por la libertad de nuestros compatriotas y yo le dije que lo acompañaría pero, poco después murió…”
Llevando una carabina 30-30, cartucheras en el pecho y un sombrero de palma con una cinta que ocultaba sus trenzas se lanzaba al combate, participó en combates en el puente Pumarejo, la fábrica El Coloso de Rodas y en el Santuario de Culiacán. Valentina se agazapaba aprovechando la penumbra de la noche y con movimientos tácticos hacía que los adversarios dejaran su refugio y quedaban a disposición de los revolucionarios.
"...Al estarle dando agua a mi caballo a la altura de la isla de Orabá, éste me tiró el sombrero y un revolucionario que se encontraba a mi lado descubrió mis largas trenzas, llevándome con el general quien después de un interrogatorio, pues pensaba que era espía del enemigo, al descubrir que era mujer, sorprendido me felicitó pero de inmediato me dio de baja pues no admitía al igual que el general Villa a mujeres en sus filas, a partir de entonces se terminó todo el olor a pólvora para mí..."
El final de su vida fue muy triste, pues se arrastraba en una tablita por las plazuelas, mercados y calles mendigando comida, murió en el más absoluto abandono y aislada del mundo el 4 de abril de 1979, sus restos se encuentran en la fosa común del panteón civil de Culiacán.
Ante la imagen de las Valentinas, Las Adelitas, las soldaderas, coronelas (casi todas anónimas), es triste pensar en la gran cantidad de mujeres que participaron y han participado en luchas sociales y no han sido reconocidas ni recordadas por aquellos que gozan las mieles de las luchas ganadas.
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