Lo anterior le hizo labrarse una reputación de persona generosa entre la gente de los alrededores. No obstante, poco después de su llegada, los niños que vivían con la anciana, empezaron a comportarse mal, robando incluso cosas de la mansión al grado de llevar a los límites la paciencia de Doña Antonia quien, tras haberlos encontrado intentado robar cosas de valor, decidió golpearlos hasta matarlos; para después tirar los cuerpos sin vida en la barranca que rodea la casa.
Una vez cometido el delito, la anciana no pudo sobrellevar la culpa que sentía y terminó suicidándose en su propia habitación.
A partir de entonces nació la oscura leyenda de la Tía Toña, que ha sido investigada por muchos curiosos quienes a lo largo de los años han explorado las cercanías de lo que, se supone, fue su casa, ubicada en la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec, cerca del Panteón de Dolores.