Un fragmento del códice de Diego Durán dice lo siguiente: ...No se puede negar que ha habido gigantes en este país. Puedo afirmar esto como un testigo ocular, porque he conocido hombres de monstruosa estatura aquí. Creo que hay muchos en México que recordarán, como yo, un indio gigante que apareció en una procesión de la fiesta de Corpus Christi. Aparecía vestido con seda amarilla y una alabarda en el hombro y un casco en la cabeza. Y él era un metro más alto que los otros... " -Fray Diego Duran, Los Aztecas (Nueva York: Orion Press, 1964), pp. 5-6.
Por su parte, fray Andrés de Olmos, famoso por sus aportes como filólogo náhuatl, huasteco y totonaco, cuenta que en el palacio de Antonio de Mendoza en la Nueva España se encontraron huesos de un pie, donde cada dedo medía casi la palma de una mano, lastimosamente en esa época no se podía comprobar que fueran restos humanos. En sus códices se puede leer sobre semi gigantes que habitaban en lugares que hoy conocemos como Cuernavaca, Morelos y Puebla.
Los evangelizadores no podían creer que los pueblos indígenas hubieran construido por sí solos las colosales pirámides dedicadas a los dioses antiguos, por lo que en busca de una explicación lógica para ellos, atribuyeron a los Quinametzin la construcción de la ciudadela de Teotihuacan (el gran complejo arquitectónico que cubre una superficie de 160,000 metros cuadrados), así como la gran pirámide de Cholula, el basamento piramidal más grande del mundo (es tan grande que se puede comparar con la unión de nueve piscinas olímpicas).
En la antigua mitología azteca se mencionan a diez quinametzin, y los más famosos son Tzilacatzin y Xelhua, las siguientes son sus leyendas:
El gigante Tzilacatzin
Según los relatos de la invasión española en el libro “Las lanzas rotas” uno de los héroes entre los aztecas fue el quinametzin Tzilacatzin quien, en un intento de toma, ayudó a defender la antigua ciudad de Tenochtitlán, lanzando enormes piedras contra los invasores españoles. Ante esta imagen, los conquistadores quedaron asombrados por estos gigantes de carne y hueso. Esto se puede leer en el códice Florentino.
La leyenda de Xelhua
Según la mitología, después del diluvio de Atonatiuh sobrevivieron sólo siete gigantes en las grutas de la montaña del Tlalocan, este sitio después fue llamado Cholollan a elección de Xelhua quien estaba al frente de los sobrevivientes. Xelhua y los seis gigantes restantes decidieron construir a mano una montaña con adobes fabricados en Tlalmanalco como refugio ante otro posible diluvio, esta montaña fue llamada Tlachihualtépetl (del náhuatl "cerro hecho a mano"), es lo que hoy conocemos como la Gran Pirámide de Cholula.
Dato importante:
La gran pirámide de Cholula es tan grande que los conquistadores españoles pudieron construir sobre ella. Edificaron una iglesia que hoy conocemos como el “Santuario de nuestra señora de los Remedios”; existen dos versiones acerca de esta construcción: Una de ellas dice que los españoles confundieron a la Gran Pirámide con una montaña y no se dieron cuenta de que estaban construyendo sobre ella el templo, otra versión dice que sabían de la colosal pirámide y al no poderla derrumbar, decidieron construir la iglesia sobre ella como una forma de imponerse sobre los indígenas.
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"Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida no es el fin del mundo, es el inicio de uno nuevo."